El visitante que pasea por las salas del Palacio Ducal de Venecia, frecuentemente se pregunta si las preciosas pinturas que las decoran han sido restauradas, retocadas o pintadas de nuevo.
Visitando el Gran Teatro La Fenice de Venecia, considerado uno de los más bellos del mundo, podemos recordar su fundación en el siglo XVIII. Cuando un grupo iluminado le pidió al arquitecto Selva un edificio magnífico que conjugara la estética con una acústica perfecta para el placer de los espectadores.
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