La escultura más icónica de Venecia tiene un aspecto enigmático y un origen recóndito; desde hace siete siglos, con sus secretos intriga a los visitantes de nuestra ciudad. Apreciada por los venecianos y codiciada por los enemigos, Napoleón la raptó y la llevó a Paris para humillarla. Esta nota trata de acercarse a sus misterios.
Una obra de arte pública domina la Plaza de San Marcos, se encuentra encima del portal principal de la Basílica, representa cuatro caballos; llama la atención por su belleza y provoca la curiosidad de los visitantes. En realidad, es una copia de un conjunto escultórico precioso y misterioso, alojado hoy en el Museo de la Basílica: la única cuadriga de la Antigüedad clásica existente. Su historia es entusiasmante.
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